Hablemos a fondo sobre la ornamentación

Hablemos a fondo sobre la ornamentación

Los animales se protegen con envolturas externas de formas diversas, como conchas, escamas, pieles, plumajes. Esta ornamentación les sirven para atraer a su consorte o para ocultarse o como rasgos de alerta. Ciertos animales se ingenian para añadir alguna protección u ornamentación a la suya natural. Dicho este hablemos a fondo sobre la ornamentación.

Los cuerpos blandos de los cangrejos ermitaños ocupan las conchas vacías de los caracoles marinos y muchas veces algunas especies añaden a esta concha algas marinas para incrementar así su camuflaje. Ciertos pájaros tienen desarrolladas unas técnicas desusadas y complejas con las cuales se adornan a si mismo.

La ornamentación en el hombre

En el hombre la decoración del  cuerpo es una de las prácticas más universales. Joyas o aretes pueden ser fijados en las narices y orejas. Los aros del cuello o los collares también han sido muy utilizados. Frecuentemente el cuerpo o la cara han sido pintados y el cabello teñido, rizado o arrancado.

En muchas sociedades el cuerpo se modifica irreversiblemente por medio de cicatrices, tatuajes dientes arrancados o empastados, e igualmente por estudiados cubridores de cabeza, boca o pies.

El pintado de cuerpo o cara puede hacerse de manera definitiva con el tatuaje de la piel. Este se realiza por medios de puntuaciones en la piel con finas agujas que contienen tinta indeleble.

Entre los polinesios, el tatuaje constituía un rasgo social de importación. Únicamente los australianos (blackfellows) y los africanos con pieles oscura, tenían dificultades para marcar tatuajes que pudieran mostrarse. En lugar de ello se cortaron la piel y se restregaron con ceniza y arena los cortes. Marcándose así notablemente los tejidos cicatrizados.

Ciertos pueblos han deformado seriamente su cuerpo con el propósito de decorarlo. Solo en los últimos años en Norte América las mujeres han dejado de agujerearse los lóbulos de las orejas. Los incas de Sudamérica y algunas tribus africanas, no solo agujereaban  los lóbulos de sus orejas, sino que también las alargaban, colgando de ellas discos de  12 y 14 cm de diámetro.